Ha sido un maravilloso encuentro, de nosotros, la gente común sin banderías políticas. Una reunión para compartir con la familia y los amigos, para ver espectáculos, pasear y compartir un momento histórico.
Las fotografías pudieron haber sido mejores, si otra persona hubiese tomado mi máquina, rescaté muy pocas. De igual modo me sirven para recordar este día y las comparto.




















Una celebración multitudinaria, el pueblo estaba en la plaza como en 1810, y como en 1910 también lo conmemoraron los que nos antecedieron.
No estuvimos en el primer centenario y seguramente no estaremos en el próximo. Este era nuestro momento en la historia y así lo vivimos, junto a nuestros hermanos y con todas las naciones que nos acompañaron en sus delegaciones.
Juntos y convocados por los mismos colores, los únicos, los de la Patria, en esta plaza y en cada una de las plazas de las provincias del país.
Con la esperanza, que cuando se conmemoren los trecientos años de la Revolución de Mayo, nuestros descendientes vuelvan a la plaza, y sigan cantando con el mismo fervor el Himno Nacional y que estén cobijados por la misma celeste y blanca que hoy nos convoca y nos representa.
Pienso que cada familia que estaba con sus hijos guardaba esa dulce esperanza.
