viernes, 17 de julio de 2009

LA CANDELARIA

Jaime Dávalos,
-Salta- (1921 – 1981)


Con otro salteño, Eduardo Falú, dieron vida a la "Zamba de La Candelaria"-Una de las piezas más queridas del folklore nacional.
Letra: Jaime Dávalos - Música: Eduardo Falú

En sus escritos, cuenta Don Jaime Dávalos como nació esta zamba

"...Nació una zamba, una tarde, de esas que se yapan con el alba, en lo de Poncho Marrupe; en la vieja casa de la finca La Candelaria, delicioso paraje del Valle de Lerma, sobre las regueras del Río de Arias, allá... entre algarrobos y talares, tuscas y sauces playeros; donde en la umbría del monte se oye el moroso canto del zorzal en contrapunto con el isócrono lamento del crespín."

"Ahí, protegidos por la hospitalidad frondosa del Poncho Marrupe, nos reuníamos 'los locos', título nobiliario con que la gente convencional distinguía tradicionalmente a los Dávalos y con que excomulgó a todo ser que hubiera resuelto vivir auténticamente: desatando el indio que todos llevamos puesto; haciéndose 'la rabona' de los moldes rígidos que proponen los descubridores del agujero del mate; gozando la dolce vita, el happening, que al fin de cuentas no son más que nombres nuevos de viejas actitudes mágicas del hombre para espantar la mala suerte y promover la felicidad representándola. Hoy como ayer la juventud es loca... ¡Dios nos libre de que sea de otra manera! "

"Nuestro Poncho auspiciaba guitarreadas amistosas, sostenidas hasta el último canto del gallo y más allá, si la sed de los 'quemadores' no amainaba.
Salta sobrevivía los últimos esplendores de la moneda en la generosa disposición para el agasajo que tenía la gente. Todavía el oro de un 'canario' estaba respaldado por el de las minas, y si uno cometía la 'restacuerada' de sacar un billete de cien corría el riesgo de ser aplastado por la multitud. A Marrupe no le faltaban novillos gordos y voluntad para un aparte si se ofrecía carnear para hacer una güatia, y remendar los estómagos sin fondo de la poesía o la música, mientras, sábado a sábado, los amigos le ayudaran a sobrellevar el tedio de la vida y la angustia de los atardeceres en el campo, ese crimen horizontal del día."

"Somos nuestro antepasado. Los antiguos, que no tomaban tan superficialmente ningún hecho por simple que pareciera, veían en el crepúsculo la partida del sol con la pavorosa sospecha de que pudiese no volver más. Los días con su fugacidad tentaban el corazón a ver en ellos una representación, un aviso de los dioses, queriéndonos alertar contra la ilusión ingenua de eternidad con que suele embriagarnos la luz del pleno día. Tal vez nosotros, en nuestras cacharpayas, estamos repitiendo inconscientemente un acto religioso, viejo como nuestra sangre. Cuando encendemos el fuego del fogón criollo, estamos encendiendo el mismo fuego en que se calentaron las manos los artífices del sílice y el hueso, o ante el que bailaron para encantar al sol los sacerdotes del incario. En una de esas cacharpayas, de esas despedidas tradicionales, nació la música de esta zamba. Sin saberlo, con ella Poncho Marrupe, Eduardo y Arturo se despedían de la edad de oro de la sangre, cuando el canto es un hacer comunitario en el que sin prevenciones inhibitorias, se unen los hombres a través de siglos de intemperie y olvido."

"Yo no había concurrido aquella vez a la fiesta. Era un ser hosco, melancólico y hasta molesto por mi afán de llevarlo todo a la prueba del absoluto. Eduardo y Arturo llegaron amanecidos a mi habitación, me zamarrearon, me sacaron el colchón a tirones -yo seguía durmiendo-, ya de marido de mi colchón. Al fin me despertaron y cuando me 'salamerió' Arturo (ese gran corazón) como para que le disculpara la violencia del método, nos fuimos al fondo de la casa, al cuarto de planchar, ese que siempre huele a trapo quemado, y ahí, sobre un papel de estraza en que Hernán, mi hermano menor, había traído envueltas unas rodajas de mortadela y pan, borroneé los primeros versos de la letra de aquella canción en que también nosotros nos construíamos con los ojos mojados de llanto y cantando hasta que guitarras, voces, brindis, apretones de manos, abrazos y besos..., la embriaguez ancestral de la fraternidad, demolieran los tímpanos, el silencio, los muros del cuartucho."

"La canción corrió hacia el pueblo cargada con la fuerza de lo que en ella apenas pudimos balbucir. Anduvo en boliches, peñas, despedidas y churrasqueadas visitando la reunión humana, en busca de bocas que le digan como una fórmula mágica para crear comunicación. Yo estaba en los Valles Calchaquíes, trabajando con mi amigo Juan José Coll una finquita en que pensábamos poner viñas. Un día me llega una carta de Falú: me pide que registre la canción, que le corrija la segunda estrofa porque en ella lo nombro a Marrupe y éste dice que 'le estamos haciendo fama de fiestero' en todo el país. Ante mi silencio, Eduardo Falú, que quiere grabarla, le cambia la segunda copla y le pone:

La acunaron esos ríos...

que murmuran al pasar,

y el viento de los inviernos

le dio la tristeza que la hace llorar.

Disculpen, lectores amigos, sólo estoy haciendo crónica, cosas que pasaron digo, sin pretensión de hacer literatura y con la cordial intención de crearles un clima para oírlo a Eduardo decir la Zamba de La Candelaria".

(Jaime Dávalos, Cancionero, 1980.)

La copla original decía así:

"En lo de Poncho Marrupe...
déle tomar y obligar,
se nos va alegrando el vino
cantando esta zamba, La Candelaria. "



Zamba de la candelaria
Estilo: Zamba
Autor : Jaime Dávalos
Música: Eduardo Falú


Nació esta zamba en la tarde
cerrando ya la oración
cuando la luna lloraba
astillas de plata, la muerte del sol.

La cunaron esos ríos
que murmuran al pasar
y el viento de los inviernos
le dio tristeza que la hace llorar.

Estribillo:
Cuando madure la noche
zumo de mi soledad
Se ha de alegrar el camino
zambita nochera, la candelaria.

Que se duerma la guitarra
hueca de voces que van
sacando a flor de tierra
recuerdos queridos que no volverán.

Zamba de la Candelaria
que cuando amanezca irá,
rejuntando estrellas altas
los ojos que me hacen a mi trasnochar.




Libros:
"Rastro Seco" (poemas Salta, 1944),
"El Nombrador" (poemas y canciones. Bs. As- 1957. Dos ediciones)
"Toro viene el río" (relatos, Bs As., 1959
"Coplas y canciones" (Bs. As. 1959)

Jaime Dávalos fue autor de más de cien piezas musicales, en su mayoría zambas y canciones norteñas, dedicadas al hombre y al paisaje de su tierra:

Zamba de la Candelaria, Zamba de un triste, Vidala del nombrador, Hacia la ausencia, Zamba de los mineros, La nochera, Tonada del viejo amor, Por la Huella del canto, Alborada del viento, Zamba de San Juan, La angaquera, Tiempo dorado, La verderrama (cueca), Canción del jangadero, Trago de sombra, Pato sirirí, La golondrina, Zamba enamorada, Vamos a la Zafra, entre otras.

Hijo de Juan Carlos Dávalos, miembro de la Academia Argentina de Letras.

Padre de Julia Elena Dávalos, "la voz femenina del folklore".


Imágenes y datos tomados de Internet

miércoles, 1 de julio de 2009

EL DIPUTADO BROMO-SÓDICO

Para distendernos un poquito, de lo que fue la campaña por las elecciones legislativas 2009, les dejo una historia real , que encontré en Hombres y Hechos de la Historia Argentina, sobre un diputado muy particular, que se postuló en 1922 en la provincia de Córdoba.



En su juventud fue hombre de milicia e inventor de instrumentos de guerra. También ejerció la poesía, y ya en 1920 en los cenáculos literarios cordobeses el nombre de Enrique Badessich era sinónimo de extravagancia, irreverencia y anticlericalismo, fama que ganó con poemarios tales como "El ósculo del crepúsculo".

En 1922, se conocía una defraudación millonaria en la Aduana de Buenos Aires, y otras circunstancias graves que ampliaban las diferencias entre radicales personalistas y antipersonalistas, para apaciguar esas diferencias el presidente Hipólito Yrigoyen nombraba como su sucesor al aristócrata y embajador en Francia Marcelo T. de Alvear para las elecciones de abril.

La Unión Cívica Radical de Córdoba decidía no presentarse por no haber podido imponer una reforma electoral, no presentaría candidatos para gobernador ni para la renovación de la Legislatura de la provincia.
El conservador Partido Demócrata tenía el triunfo asegurado en ambas cámaras, la oposición tomaba interés por la tercera diputación por la minoría, aquí es donde se presentan para atraer al electorado una variante de candidatos.

El candidato que postulaban los estudiantes y profesores jóvenes de la Facultad de Medicina, causantes junto al Hospital de Clínicas y el irigoyenismo, de la Reforma Universitaria, era justamente y en complicidad con el médico y ensayista José Ingenieros, el pintoresco Enrique Badessich.

De esta manera incursionó en el terreno político, apoyado por un grupo de jóvenes que buscaban sacudir la esclerosada sociedad mediterránea llevando a primer plano a un personaje cuyo solo aspecto- cubierto con sombrero de la ancha y con un amplio gabán, y luciendo una escandalosa corbata- era toda una agresión.

Así, en el verano de 1922 recorrió la provincia dictando conferencias (fueron más de trescientas en tres meses) cuyo éxito se basaba fundamentalmente en la burla constante a que sometía al clero y a los apellidos más ilustres de la provincia, a quienes llamaba "los zánganos de la colmena".

Con la abstención de la UCR, las elecciones legislativas habían perdido el interés, que sólo pudo romper el discurso rebelde de Badessich y su gente, que atacaban contra todo lo establecido, circunstancia que lo llevó a pasar algunas noches en algún calabozo de los conservadores de entonces.

Terminada la gira, nació el Partido Bromo-Sódico Independiente, que lo postulaba a diputado para las elecciones del 26 de marzo, con el apoyo de la masonería de todos los ritos, los ciudadanos del culto evangélico, estudiantes y obreros liberales.

A pesar de la sorpresa y explicable desconfianza de las autoridades electorales, la nueva agrupación política fue inscripta con todas las de la ley y pudo participar en las elecciones.

Apenas se inició el escrutinio Badessich se instaló en el edificio de la Legislatura y siguió atentamente el recuento de votos devorando gigantescos sandwiches de salame.
El bromosódico Badessich, para evitar volver a ser detenido, días antes del escrutinio había decidido atrincherarse en la Legislatura, donde sólo se alimentó con sandwiches.

“Era mi última defensa, porque preso no podía ser electo. La policía estaba en la puerta, pero yo no salí y tuve que comer allí lo que me alcanzaron mis amigos”, diría Badessich en Caras y Caretas del 10 junio.

No estaba mal encamindo, y los números acabaron por darle la razón. Ante el escándalo y el desconcierto de los políticos profesionales, viejos caudillos fogueados en las lides de conseguir votos de cualquier manera, el candidato del Partido Bromo-Sódico resultó electo en tercer lugar, aventajando a católicos y socialistas. Para beneplácito radical, de los más de 30 mil sufragantes apenas acudieron a votar unos 7 mil.

El 10 de abril, ya conocida la amplia victoria de Alvear a nivel nacional, el recuento de los votos confirmó como ganadores por la mayoría a los conservadores Granillo Barros y Manuel Paz..
Por la minoría, el vencedor fue Badessich, quién terminó aventajando al católico tradicionalista Manuel Maciel .

La conmoción provocada por el desacostumbrado episodio superó los límites de la provincia, y el 13 de abril de 1922 el diario "La Nación" se hizo eco de la preocupación de un sector de la ciudadanía, calificándolo como un "personaje colocado fuera de la razón", que había obtenido su diploma con "recursos grotescos y propósitos festivos", motivos más que suficientes para rechazarlo "en nombre de la cultura y del decoro del país", agregando el día 14 que en su elección habían confluido “un radicalismo abstencionista en busca del ridículo”, una “juventud rebelde y jaranera” y “una adhesión espontánea general a la broma” que se prolongó
“hasta el propio acto comicial, sin detenerse a pensar mucho en la trascendencia del asunto”.


Sin embargo, no todos compartían esa opinión, y en Alta Gracia, un grupo de prominentes intelectuales, entre quienes estaban José Ingenieros, el penalista Eusebio Gómez; el economista Guillermo Ahumada; Gregorio Bermann,creador de la revista Psicoterapia; Deodoro Roca, redactor del Manifiesto de la Reforma Universitaria; y el abogado Arturo Orzábal Quintana, agasajó alborozado al novel legislador.

Evidentemente no hacían sino mostrar su satisfacción ante la burlona bocanada de aire renovador que su irreverente estilo conllevaba.

Allí, el electo diputado recargó las tintas y subió la apuesta, vaticinando que accedería a la gobernación provincial.

La Voz del Interior afirmó que, haciendo “cátedra y escuela con el sainete cómico”, Badessich había rescatado “reformas sociales voceadas con anterioridad por el pueblo”, y que además tenía “más títulos que toda la cámara junta para ocupar su banca”.

En respuesta al homenaje, Badessich anunció los ciento cuarenta proyectos que se
proponía elevar a la Legislatura.
Algunos de ellos fueron:

-Amor libre
-Acortamiento de los hábitos sacerdotales
-Separación de la Iglesia y el Estado
-Implantación de la República Cordobesa, con representantes confidenciales en el exterior.
-Electrocución de los bacilos del tifus -que hacían estragos en zonas de la capital provincia y de Río Tercero.

“Repito una vez más, propugnaré el amor libre, la separación de la Iglesia del Estado, la supresión del Ejército por antisocial y anacrónico, el acortamiento de los hábitos sacerdotales para, con la tela economizada, hacer ropa para los chicos pobres, la eliminación de las esquinas para evitar los choques, la implantación de la República cordobesa con representantes confidenciales ante los países de Europa y América –Argentina incluida–
Desde esta tribuna desafío a los cremosos del Club Social y a los demás zánganos de la colmena a que se atrevan a impedir con su policía mi inevitable acceso a una banca”

A pesar del apoyo y la justa elección, el 27 de abril, por presión de los sectores más conservadores y de los sectores vencidos, la Comisión de Poderes de la Cámara de Diputados resolvió que Badessich era “una persona notoriamente incapacitada para desempeñar las funciones de legislador” y se rechazó su diploma “Por decoro del cuerpo”.

“¿Dónde pone ella el decoro?, diría Badessich...
¿En la levita del electo, en las artimañas electorales que la preceden, en la acción histórica del nepotismo? ¿En la tontera absoluta y religiosa? Si eso es el decoro, yo carezco de él. Ninguna de esas taras es la mía.
Mis proyectos son los de un hombre común que conoce los problemas de su patria."

Tiempo después dijo en Buenos Aires:

“Hay que practicar el amor libre. Ciudadanos... si queréis tener una buena mujer, paz, sosiego y tranquilidad en vuestro hogar, no la mandéis a la iglesia. En Córdoba, yo y 199 muchachos hemos puesto en práctica nuestras teorías; y puedo afirmar que, como me llamo Badessich, lo que se llama cuerno no existe”.


Enrique Badessich falleció en Buenos Aires el 8 de agosto de 1961.


Texto de "Hombres y Hechos de la Historia Argentina"

Imágenes tomadas de Internet