lunes, 2 de noviembre de 2009

El oro de San Juan

Tesoros y Chascos


En 1561 pasó de Chile a la provincia de Cuyo el general Gonzalo de los Ríos, que debía sofocar un levantamiento de los huarpes. Luego de una campaña exitosa el jefe español se dirigió a la ciudad de Mendoza llevando algunos indios prisioneros.
Uno de ellos- relata Sarmiento en Recuerdos de Provincia- narró que "había un país lejano en cuyas montañas se encontraba oro, en abundancia tal que la imaginación de los españoles lo bautizó desde luego con el nombre de Nueva Cuzco".

El relato hizo cundir el entusiasmo y no tardó en organizarse una expedición que se dirigió hacia San Juan. "Marcharon algunos días, siguiendo al indio que los conducía, dieron vueltas y revueltas, los víveres escasearon, y una mañana, al despertar para emprender nueva jornada, encontraron que el indio había desaparecido."
Una gran consternación hizo presa de los expedicionarios, sobre todo porque se hallaban "en medio de un desierto sin agua, sin atinar a orientarse del rumbo en que quedaban las colonias, y después de padecimientos inauditos, llegaron tristes y mohínos a San Juan..."
No era para menos:¡quince de ellos habían muerto de sed y de hambre!


No terminan allí, sin embargo, las historias que se anudan en torno del mítico oro sanjuanino. En 1801 un indio lagunero que se hallaba a punto de expirar confío a fray Remigio Albarracín el derrotero que llevaba hasta un tesoro situado en el cerro Pie de Palo.
Setenta y cinco años después, el hallazgo de un documento dejado por fray Remigio encendió nuevas esperanzas. Sus datos y referencias eran un modelo de confusión e imprecisión, pero fueron varios los que se tomaron en serio la búsqueda del tesoro.


La Voz de Cuyo del 18 de noviembre de 1876 reveló que varias expediciones estaban recorriendo los solitarios parajes del Pie de Palo. Una de ellas se topó con un extraño ser que tenía por toda vestimenta un tupidísimo vello y que emitía alaridos escalofriantes. Al verlo, los exploradores pusieron pies en polvorosa.

Del oro, ni noticias: si alguna vez existió, todavía está en esas sierras.



Tomado de Hombres y Hechos en la Historia Argentina